En las paredes de la Iglesia de San Felipe Neri todavía se pueden ver los reductos de la metralla de las bombas lanzadas por la aviación italiana del bando sublevado durante la Guerra Civil. Fue el 30 de Enero de 1938 cuando el artefacto explotó donde ahora está la plaza y provocó cuarenta y dos víctimas mortales, la mayoría de las cuales eran niños que habían ido a refugiarse en el subterráneo de la iglesia y que murieron a causa de la deflagración. Aparte de las muertes, también quedaron destruidas totalmente las casas adyacentes a la plaza.
La plaza está rodeada de casas de estilo renacentista con las sedes de las antiguas casas de los gremios de Caldereros y zapateros.
En el proyecto de reconstrucción se decidió dejar la fachada de la iglesia con las marcas de la metralla en memoria del cruel suceso.
Como curiosidad, en la parte alta de la fuente con pie hexagonal, había una escultura de un estudiante que fue robada y nunca encontrada ni colocada una nueva en su lugar.
Puedes ver su localización en Google maps.
Esperemos que esas tristes huellas del pasado no nos permitan olvidar los terribles acontecimientos que las ocasionaron.
ResponderEliminarSi, un acontecimiento aterrador que ha dejado huellas en su memoria para ahora poder recordarlo.
EliminarUn saludo
Jordi Vall